domingo, 10 de marzo de 2013

La misteriosa clave del éxito

En los últimos días, y dado que no hay absolutamente nada interesante en la tele, me he dedicado a volver a ver la saga de Star Wars comenzando por el Episodio I ("La Amenaza Fantasma") y terminando por el Episodio VI ("El Retorno del Jedi"). Como colofón a la saga y dado que hace años me compré la edición completa en DVD de los Episodios IV, V y VI, pude ver ayer el magnífico documental que viene en dicha edición.

Me resulta llamativo el rodaje de la primera de las películas. Por lo que se cuenta, sólo el propio GEORGE LUCAS y el director de la 20th Century Fox, ALAN LADD Jr., apostaron fuertemente por el proyecto. Un proyecto que fue teniendo en contra absolutamente todo. Tal fue el extremo que tomaron las cosas que la 20th estuvo a punto de cancelar la película, George Lucas sufrió una angina de pecho fruto del estress y nadie quiso invertir en el proyecto. Es más, sólo 36 salas de cine estadounidenses aceptaron la película el día del estreno.

Todos sabemos como acaba la historia. Basta pasearse hoy en día por cualquier tienda de juguetes para darse cuenta de que la genialidad de Lucas dio en la diana de manera admirable. Fue una revolución. Y marcó a toda una generación. Es más, un servidor vio la película con 7 añitos y fue un espectáculo que jamás olvidaré. Todavía se me pone la piel de gallina contemplando la primera escena en la que aparece de forma majestuosa el Destructor Imperial.

Pero no voy a hablar sólo de cine. Hay otro producto que ha sido "víctima" del éxito y yo me pregunto una y otra vez cuál habrá sido la causa. Me refiero al juego de Rovio: Angry Birds.

Y es que, si uno se para a pensar detenidamente de qué estamos hablando, nos encontramos con un jueguecillo desarrollado para iPhone en la que un grupo de pájaros de formas y colores variopintos lucha contra un grupo de cerdos (sí, sí: cer-dos) que les han robado los huevos.

Ha sido tal el éxito del Angry Birds, que nos encontramos todo tipo de merchandising. Y no sólo juguetes y peluches, sino camisetas en cualquier tienda de ropa.

¿Por qué razón este juego triunfa y la todopoderosa Disney con su Swampy (y el juego ¿dónde está mi agua?) le está costando llegar a alcanzar a los "pájaros cabreados"?

Está claro que no hay fórmulas mágicas para llegar al éxito. Supongo que es una combinación de mucho trabajo, una buena idea y un tanto de suerte. En cualquier caso, los dos ejemplos de esta entrada me han llamado (y me siguen llamando) poderosamente la atención.

Bueno, y tengo que terminar diciendo algo que sólo algunos entenderán y que no me dejará tranquilo si no lo pongo: Han Solo dispara primero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario