domingo, 25 de septiembre de 2011

35 años después...

Es el tiempo que ha pasado. Unos 35 años desde que mi padre me regaló la primera máquina del tren eléctrico:
 

Cuando el tren de "juguete" más común que se vendía en España era el "Ibertren", mi padre apareció con un tren de una marca alemana llamada "Marklin" (http://www.maerklin.de/de/). Se vendían en una tienda de San Sebastián que estaba en la calle Okendo y se llamaba "Bazar X" (ahora este nombre se prestaría a más de una confusión). La tienda desapareció hace algunos años.

Durante los años que siguieron al primer regalo y cumpleaños tras cumpleaños, siguieron llegando más regalos de la marca alemana. La falta de espacio (en un piso de San Sebastián no se suele disponer del espacio necesario para estas cosas) y la inmersión en los estudio hicieron que todo acabara en unas cajas en lo más recóndito de un armario.

Como escuché en una ocasión: "El que resiste, vence". Y sin perder la dirección de lo que uno desea, el tiempo suele dar oportunidades para realizar las cosas que uno quiere. Así que, hoy es el día en que os puedo decir que ya estoy en disposición de ir poniendo en marcha las cosas que empezaron hace unos 35 años. Lo dije en la entrada que escribí el pasado 13 de febrero: "El Hombre y su Sueño. Los Sueños del Hombre", ya que por esas fechas ya tenía el material para ir construyendo los soportes necesarios y que os enseño a continuación:


Ya está la base. Ahora a poner vías. Los sueños se van cumpliendo 7 lustros después. El que resiste... ¡VENCE!

domingo, 18 de septiembre de 2011

Breves

A continuación, os van una serie de pataleos breves:

* Una de las cosas que más profundamente odio es que las magdalenas se queden pegadas al papel que las envuelve. Y si además, se quedan hechas migas, más aún.

* ¿Os habéis dado cuenta de que hay gente que es ludópata con los cajeros automáticos? Por lo general, una gestión en un cajero dura entre 30 segundos y un minuto (cronometrad si no me creéis). Hay gente que se pasa varios minutos haciendo nosesabemuybienque y eso que no tienen aspecto de tener varias cuentas en Suiza. (Por cierto... hay gente que no sabe que es un ludópata, según el diccionario de la RAE: es aquel que padece ludopatía, y ludopatía es adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar).

* ¿Por qué razón en los menús infantiles siempre hay espaguettis en lugar de macarrones? Para un adulto, comer correctamente los espaguetti sin mancharse, tiene su cierta complicación. Para un niño es mancharse con completa seguridad. Los macarrones, si bien hacen que los niños se ensucien igual, tienen menos complicación.

* Conducción errática implica conductor hablando por el móvil. Además, la mayoría son coches de alta gama. ¿no se podrán gastar 50 euros más en un manos libres?

* ¿Habéis intentado quitar algunas pegatinas con el precio del artículo que sea? ¿o las pegatinas con la explicación del producto? A veces creo que se ensañan poniendo cola...

* Ultimamente lo he notado en casi todos los supermercados en los que he estado: al pasar por la zona de refrigerados (yogures y demás) y congelados (pizzas precocinadas, verduras y helados) hay que ponerse el forro polar. Dicen que hay que ahorrar e incluso algún ministro va sin corbata para que se baje el aire acondicionado, pero las cámaras frigoríficas de los supermercados consiguen enfriar el pasillo correspondiente.

* Y hablando de tiendas... ¿no os ha pasado estar esperando a que os atiendan y que DOS dependientes/as estén atendiendo a UN sólo cliente/a? Incluso es más grave cuando hay más de una persona esperando...

* Y por último, la desesperación máxima se produce cuando un camión que va a 81 km/h adelanta a otro que va a 80 km/h. Desesperante.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Colas justas, colas injustas

En los últimos meses ya me ha ocurrido dos veces. Ponerme en la caja equivocada. Hago la compra correspondiente, me acerco a la fila de cajas y elijo, como siempre, la que menos gente tiene. Los que allí se encuentran pagando no tienen ningún aspecto sospechoso. Son personas normales. Pueden ser más mayores o más jóvenes. Pueden tener muy lleno el carro o ir con un solo artículo. El caso es que surge una complicación y allí te quedas con el problema ajeno y con la sensación (totalmente real) de que has hecho el panoli viendo como las colas que estaban atiborradas de carros y cestas, avanzan a toda velocidad. La cajera llama a la caja central, al departamento correspondiente. En algunos almacenes, viene una jovencita con patines. Y el tiempo pasa y ya no te atreves a moverte (porque como te muevas estás perdido). Como en la película "Trabajo basura" (1999) en la que el protagonista, al principio del film, se encuentra en un atasco y ve, con harto dolor, como la fila de al lado, avanza sin demora. En cuanto se cambia de fila, la que acaba de dejar es la que avanza y vuelve a estar parado.

El caso es que, sin comerlo ni beberlo, el problema ajeno te afecta de manera importante. Como si el tiempo de uno no tuviera valor alguno. Y es que las colas de muchos centros comerciales son injustas. No hay ningún ordenamiento. Son así:
Uno puede elegir cualquiera de las cajas (que estén abiertas, claro, en este mundo hay que especificar todo). Eso deja abierta la posibilidad de que uno se "coma" los problemas ajenos.

En una ocasión vi lo siguiente:


Una única cola. Una única entrada a la zona de cajas. Hay que esperar en una línea a que se libere una caja y entonces se puede avanzar. Es la cola justa. Desgraciadamente, esta solución requiere de un espacio extra que muchos grandes almacenes no disponen, aunque se podrían encontrar configuraciones similares que permitieran gestionar una única fila.

Recordando mis viejos tiempos de universidad, una de las cosas que más grabadas se me quedó fue aquello de la gestión de colas en procesos informáticos: en los centros comerciales deberían ser FIFO (First In First Out). Existe la posibilidad de que sean LIFO (Last In First Out). A mi siempre me toca el FILO (First In Last Out). A ver si alguien toma nota de todo esto. Entretanto, ya sabéis: sólo me queda el recurso del pataleo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

El extraño encanto del vinilo

Ayer me traje de casa de mis padres mi viejo tocadiscos. Un Marantz que tiene casi 20 años. Mientras lo instalaba en la cadena y miraba algunos de los discos que me había traído (no me dio la vida para traerme el montón de discos que había en el armario) pensaba que a veces el progreso destruye inevitablemente cosas que tienen un encanto especial.



Y es que el vinilo tiene una magia que las nuevas generaciones no entenderán. El sonido que hace cuando la aguja toca el disco, el sonido inigualable frente al CD o la reproducción digital (es una pura cuestión física: el vinilo nunca será superado por el sonido digital por perfecto que este sea) y, finalmente, la cultura de la compra del LP (la búsqueda de ese disco que no encontramos o que está descatalogado o que nos dicen que se dejó de editar hace siglos...) lo hacen merecedor de toda mi admiración.

Otro de los encantos son esas portadas de gran tamaño. Las letras impresas en la funda. El dar la vuelta al disco para cambiar de cara.


Me acordaba de NICOLAS CAGE en "La Roca" pagando 600 dólares por un ejemplar de un LP de los Beatles aludiendo que era un "Beatlemaníaco" y que, por supuesto, el vinilo sonaba mejor... o de "Pulp Fiction" cuando Vincent Vega (JOHN TRAVOLTA) llega a la casa de Marcelus Wallace y suena en el tocadiscos "The son of the preacher man".

Salvando las distancias, hace unos meses me descargué para iPhone, con total nostalgia, los juegos de consola Atari 2600. Los comentarios que había en la página de la AppStore eran de total desconocimiento ya que la gente lo descargaba y luego decía que era una basura. Desde luego, esta gente no había vivido el comienzo de la industria del videojuego.




A lo mejor me tachan de nostálgico (que lo soy), pero el saber como eran las cosas antes nos ayudan a apreciar y a valorar mucho más todo lo que tenemos ahora. Yo seguiré poniendo mi tocadiscos y defendiendo que suena mejor que el CD.