domingo, 4 de diciembre de 2011

LADRONES

Vivo en un pueblo de unos mil habitantes. En uno de tantos que existen en Navarra y cerca de la comarca de Pamplona. Desde hace un par de meses, hemos sufrido una intensa oleada de robos en las casas y chalets de nuestro pueblo y de los alrededores.

Ayer estuve hablando con una de las vecinas afectadas. Son varios los matices que quiero destacar:

En primer lugar, la gran sensación de indefensión e inseguridad que se le queda a uno cuando le entran en casa y le destrozan absolutamente todo en un tiempo récord.

En segundo lugar, la impunidad con la que actúa esta gentuza.

En tercer lugar, la total falta de confianza en la justicia (este aspecto es especialmente grave).

Ante estos aspectos, me pregunto, principalmente, una cosa: ¿vivimos en una sociedad segura y justa? Pues desgraciadamente la respuesta es NO. Un rotundo NO. Además, la impresión que tiene la gente de la calle es esta: ni seguridad ni justicia.

Otra de las cosas que quería destacar es que los rumores siempre apuntan a bandas de inmigrantes. Creo que ha habido un gran descontrol en la inmigración en los últimos años y, con el agravante del paro, proliferan los actos delictivos.

Quiero dejar claro que a veces somos injustos apuntando a un colectivo. Me explico: donde vivo hay una importante comunidad de Rumanos. Son gente trabajadora, que aprende el idioma y las costumbres, que se integra en la sociedad a la que llega y que, además, realizan EXCELENTEMENTE los trabajos a los que se dedican. Me parece injusto que siempre que se hable de bandas de ladrones se diga: "son Rumanos". Como si pudiéramos juzgar a todos por unos pocos impresentables. Cuando le preguntaron a  WINSTON CHURCHILL que opinaba de los franceses, contestó: "No conozco a TODOS los franceses".

En cualquier caso, seguimos sufriendo el ataque de los amigos de lo ajeno. Gente cobarde que actúa con impunidad en las sombras y aprovechando nuestros descuídos. Que nos vigila para saber qué hacemos y que viola nuestra intimidad y nuestras posesiones. Posesiones que a veces nos cuesta duro trabajo ganar y que estos indeseables nos destruye en pocos minutos.

Que queréis que os diga: procuraré dejar siempre todo bien cerrado aunque sé positivamente que cuando quieran entrar en mi casa lo harán sin mayor problema. Tendremos que convertir nuestras casas en fortalezas para vivir tranquilos. Sólo me queda la actitud inteligente de hacer un control de daños previo y, por supuesto, el recurso de el pataleo.

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