Renovación de DNI

Ya tocaba. El pasado día 17, después de diez años, caducaba mi DNI. Con unos días de antelación y a través de la web pedí cita para el mismo día 17 y a la primera hora que me permitía el sistema (es recomendable, si se puede, pedir la primera hora porque después siempre hay retrasos).

El título de este blog indica que siempre hay motivos de quejas sobre el mundo que nos ha tocado vivir. No obstante, creo que también es muy recomendable, alabar las cosas bien hechas porque es lo que nos ayuda a seguir confiando en el ser humano. Así pues, quiero expresar mi admiración al orden, amabilidad y eficacia de todos los que se hallaban en la oficina de renovación y expedición de Documentos Nacionales de Identidad y Pasaportes (supongo que también se expedirán otros documentos).

Es un lugar al que tiene que ir todo el mundo: ricos, pobres, hombres, mujeres, jóvenes, no tan jóvenes, inmigrantes, no inmigrantes, etc. (a lo mejor hay otros mecanismos para hacer las renovaciones o se podrán otorgar poderes a algún tipo de gestoría...). Yo cuando estuve, sin ir más lejos, tenía en el puesto de al lado un hombre de raza negra (ya no sé si esto que he puesto es políticamente correcto o no, pero que conste que lo pongo con todo el respeto que me merece cualquier ser humano de este planeta... que conste) que apenas hablaba bien nuestro idioma. Es meritoria la paciencia que tuvo la funcionaria que le atendió. Un diez.

Un diez también para el chico que llevó todo el proceso de mi renovación. Impecable.

Y, en definitiva, un diez para todos los que, día a día, renuevan cientos de documentos y expiden otros cientos con gran monotonía. Porque lo hacen con profesionalidad y amabilidad.

No sé hasta que punto se puede extrapolar esto al resto de servicios públicos. Creo que si me pongo a indagar, habrá muchísima gente que eche pestes de la atención recibida en la ventanilla X del ministerio Y. Pero creo que es de justicia remarcar también las cosas buenas.

A los funcionarios que me atendieron el pasado día 17 en la oficina de Francisco Bergamín 31 de Pamplona: ¡MUCHAS GRACIAS!