domingo, 4 de agosto de 2013

Olvido

Han pasado diez días de la desgracia que sacudió el país: 80 muertos en un accidente de tren.

Ya no se habla de ello. Ya está el país de vacaciones. Ya se han evaporado los ríos de tinta (y habrá que decir algo parecido en la prensa digital, como por ejemplo, ríos de bits).

Me he contenido mucho, principalmente como ingeniero que soy, para rebatir la cantidad de tonterías que se han dicho. He decidido no añadir más. Ayer tuve la ocasión de comer con un colega (ingeniero industrial como yo) que estuvo muchos años trabajando en Alstom y me explicó con detalle las circunstancias del accidente. Efectivamente, la cantidad de tonterías que se han dicho supera lo imaginable. Pero de todas las cosas, la que más me llamó la atención, es algo que leí y no entendí: la unidad diesel que lleva la locomotora justo detrás y que fue la causante del descarrilamiento. Una unidad que pesa en total unas 360 toneladas (por cierto... a todos los que dicen que un autobús es como un tren, se olvidan del peso: no es lo mismo unas 20 toneladas a 200 km/h que 15 veces más lanzadas a la misma velocidad). Bueno, pues esta unidad diesel sirve para hacer funcionar al tren por lineas que hay en Castilla-León QUE NO ESTÁN ELECTRIFICADAS. Es decir, que tenemos en marcha una infraestructura que no está preparada para un tren que básicamente funciona con catenaria. Enfín, kafkiano.

Pero lo que más me entristece es que mientras que en Galicia se están recuperando de la conmoción (la foto de la gente con velas al paso del tren es realmente emotiva), nuestra clase política se dedica a dar explicaciones sobre la presunta corrupción que les salpica. La sesión de control a Rajoy por el caso Bárcenas fue de lo más triste que he visto en mi vida. Todos intentando aparentar un comportamiento modélico y la sensación de la opinión pública es que cada vez hay una distancia mayor entre ese parlamento y todos los ciudadanos que les votamos para que estén allí haciendo nosabemuybienque.

No tenemos remedio. Seguimos siendo "la España de charanga y pandereta". Capaces de hacer grandes cosas pero pecando siempre de mediocridad... y nuestra clase política preocupada por aparentar corrección. Un desastre.

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