domingo, 11 de agosto de 2013

Todos nuestros puestos están ocupados

La semana pasada tuve que hacer una reclamación a una importante empresa. Quiero dejar claro que NO se trataba ni de una empresa de telefonía ni de Microsoft. Digo esto porque las empresas de telefonía son punto y aparte en lo que se refiere a reclamaciones y en el año 2002 tuve que hacer una reclamación a Microsoft y fue como las negociaciones entre Reino Unido y las autoridades Chinas en los años 80 por el tema de Hong Kong.

Enfín, que cogí el teléfono, marqué el 902 etc. que indicaba la tal empresa y me puse a la escucha: música. Al poco sonó el siguiente mensaje:

Todos nuestros puestos están ocupados.
Le rogamos permanezca a la espera.
Le atenderemos a la mayos brevedad.
Gracias.

Este mensaje se repetía (lo cronometré) cada 30 segundos. A los tres minutos (es decir, a los seis mensajes) salía otro mensaje (que no pude copiar) indicándome que no podían atenderme y que llamase más tarde. Llamada terminada.

Esto sería alrededor de la una del mediodía. Hora que entra dentro del horario intensivo de cualquier empresa digna. Llamé seis veces con el consiguiente gasto (se trata de un 902) y pérdida de tiempo. A la mañana siguiente volví a llamar, pero esta vez a las nueve de la mañana. Me cogieron a la primera y en menos de dos minutos resolví el problema.

¿Hubiera costado mucho añadir un mensaje de voz con el horario? Me hubiera evitado cierta pérdida de tiempo y dinero. ¿Es que no hay una conciencia entre las empresas (sobre todo ciertas empresas) de que nuestro tiempo también es valioso? Dejo para otro día la explicación de términos tales como profesionalidad, eficacia, eficiencia y valor del tiempo. A ver si entre todos conseguimos aprender de una vez.

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