sábado, 8 de marzo de 2014

Totum Revolutum

Hay un asunto que, por más que lo medito y me esfuerzo, no logro entender. A ver si consigo explicarme:

Coja el lector cualquier diario de cualquier ideología (puede ser también un diario deportivo) y obsérvelo con detenimiento, ya sea la edición impresa o se trate de la versión digital (un servidor, todas las mañanas, echa un vistazo rápido a las portadas en: http://www.lasportadas.es/ y, si quiero más información, consulto la web del diario en cuestión).

Si uno se para a pensar detenidamente en algunos de los hechos que se nos cuentan, además de que se nos pondrían los pelos de punta, nos meteríamos debajo de la cama y no saldríamos de ella. Pero no: la flota militar rusa se dirige hacia Crimea y no pasa nada. Seguimos leyendo que LIONEL MESSI vomita en los partidos del Barça y que ennoseque serie española mengano ha sido infiel con mengana. Todo ello convenientemente adornado con la más variopinta propaganda. En mi caso, que utilizo la web, me salen anuncios de los últimos artículos que he consultado en Amazon y popups de seguros para el automóvil. Ultimamente, un modelo de Dacia recorre la parte de abajo de la ventana de mi navegador.

Es llamativa la mezcla explosiva de mensajes que nos bombardean constantemente desde todas partes (si uno va por la calle, también es bombardeado... de otra manera, pero también). Pero lo más llamativo es que, mensajes tan contradictorios que van desde las revueltas en Kiev, pasando por un militar antichavista, los modelitos de la alfombra roja en la gala de los Oscar, la rivalidad Barça-Madrid, la mareante política española y las últimas tarifas de Orange, no nos vuelvan locos de remate.

Y no hace falta irse a la prensa: basta con ir mirando Twitter y, según lo que vaya siguiendo uno, también puede hacerse un lío importante.

La conclusión es que estamos profundamente anestesiados y que hemos perdido toda capacidad de impresión. Cosa tremendamente grave por otra parte porque hace que perdamos toda perspectiva y toda capacidad de ilusionarnos por nada.

Puede ser también que se cumpla el refrán que me repetía mi difunta abuela:

En este mundo jodío
cada uno va a su avío

Seguramente esto es lo más lógico. Yo por mi parte, creo que es bueno dexintoxicarse. Hace un par de días, viendo que mis alumnos, al comenzar la clase, estaban pendientes de la pantalla de su móvil, propuse empezar a pensar en el "Día sin Móvil". ¿Es posible dejar apagado un día completo el móvil? Yo sostengo que sí. Es más: creo que nos daríamos cuenta de que el mundo que nos rodea puede ser maravilloso. ¿Quién se apunta?

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